Hay un dulce Espíritu aquí,
                                        
                                        y yo sé que es el Espíritu de mi Señor.
                                        
                                        En los rostros veo gozo y paz,
                                        
                                        y yo sé que está presente el
                                        
                                        Señor.
                                        
                                        Dulce presencia del Salvador;
                                        
                                        permanece aquí, Señor,
                                        
                                        llénanos con tu amor.
                                        
                                        Por tus bondades
                                        
                                        te adoramos hoy;
                                        
                                        y que al salir de aquí,
                                        
                                        con nueva vida en ti,
                                        
                                        llevemos tu amor.